martes, 16 de octubre de 2012

Sustituir un viaje corto mecanizado por uno a pie ahorra 5,8 €/hab y evita 2 muertes/10.000 hab




Del 16 al 22 de Septiembre de 2012, se celebró la Semana Europea de la Movilidad, que este año se ha desarrollado bajo el lema: "Participa en los Planes de Movilidad de tu ciudad:        ¡muévete en la buena dirección!"

miércoles, 26 de septiembre de 2012

EXTRATERRESTRES


Somos de aquí, nacimos aquí, vivimos aquí y hemos de morir aquí. Y sesudos científicos están buscando por todo el universo planetas capaces de albergar vida, parecida a la terrestre. Así pues, nosotros nos consideramos, a nosotros mismos, terrestres. Habitantes,`por derecho propio, de este planeta llamado Tierra. Pero, como en el mus, niego, en este caso, la mayor y realmente pienso que somos y nos comportamos como extraterrestres, idea que se me viene a la cabeza al leer el Informe de la PNUD,  "2012: Objetivos de desarrollo del Milenio".

lunes, 17 de septiembre de 2012

Energía, territorio y paisaje: sinergias y “disarmonías”




Muchas de las fuentes de energía hoy llamadas renovables han sido empleadas por el hombre a lo largo de su historia: el sol, el viento, el agua, la biomasa. Propias de épocas de escasez, de un nivel de metabolismo energético, digamos, bajo, en que un elevado consumo no era aún sinónimo de alto nivel de vida, dejaron no obstante sobre el territorio una serie de fábricas e instalaciones que hoy consideramos, por su alta adaptación al entorno, clima y materiales de cada lugar, bellas y armónicas: molinos de viento, salinas, batanes, ferrerías, tejeras y cocederos de ladrillos, etc. Su cualidad de una vinculación estrecha entre la necesidad humana que los genera, y las condiciones y recursos del entorno en que se implantan (un molino de viento en un cerro, un batán junto al curso de un río) son la razón última de tal expresión armónica.
Si consideramos las actividades energéticas en relación con tres aspectos: el lugar de producción, el de consumo y el entorno o soporte donde se han de implantar, encontramos una relación sinérgica en esta forma tradicional de proceder. El ejemplo perfecto de ello quizá sea el velero, en que la fuente, el lugar de producción y el de consumo están en el mismo artefacto, que produce un efecto armónico en su desplazarse sobre el mar. La revolución industrial, de la mano de la especialización y de avances como el motor de explosión o la electricidad, promovió no obstante formas productivas más eficientes basadas en la acumulación  y el transporte, en que la relación entre áreas de producción y de consumo tiende a disociarse, así como la vinculación de la actividad con el medio de implantación. Las renovables modernas han aterrizado dentro de este esquema, desarrollándose en instalaciones que por su desvinculación con el territorio resultan ser objetos “alien”, generando habitualmente una sensación de alto impacto y disarmonía visual.


Si las primitivas industrias mencionadas al principio respondían a los métodos preindustriales de aprovechar los recursos disponibles en un entorno próximo a cada localización, desde la revolución industrial progresivamente se impone un modelo en el que se priorizan los fines, entendiéndose que los medios no importan como limitadores pues se encuentran siempre disponibles en un borroso “conjunto del planeta”. Ello, progreso material aparte, ha traído catastróficas consecuencias ecológicas, al difundir la conciencia de la inagotabilidad de los recursos y la consiguiente cultura del consumo y del derroche, pues uno se imagina que si dispone de un grifo en su casa, es porque siempre saldrá agua de él. Haciendo necesaria, a la larga, la imposición de una forzada y un tanto artificiosa, sobrevenida conciencia ecológica.
En el campo de la energía, las renovables aterrizaron en este estadio consumista y monopolizado por grandes empresas, de las energías convencionales. A la luz de las recientes crisis y la creciente concienciación sobre la agotabilidad de recursos y los insostenibles niveles de contaminación, diversas iniciativas sin embargo parecen recuperar parte de la vieja filosofía de adaptación a las condiciones de cada lugar, combinándola con las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. La llamada “generación distribuida” apuesta por sustituir el modelo de concentración en grandes plantas por estructuras menores para la producción, aprovechando la vocación energética de cada localización y estableciendo en la mayor proximidad posible la producción y el consumo. En este sentido se enmarca la regresión de EEUU de los proyectos de grandes centrales hidroeléctricas a la llamada “micro-hidráulica” de pequeños saltos; la cogeneración como apoyo al suministro para pequeñas poblaciones; la producción y gestión de energía en los propios hogares o las políticas para favorecer sistemas pasivos de climatización (aislamiento, orientación y protección solar, ventilación cruzada, etc.) en la construcción. Mientras, diversas experiencias de autoabastecimiento energético se vienen desarrollando por ciertas instituciones y comunidades más o menos aisladas, que comparten la característica de ser independientes al suministro de las grandes compañías. Propio de regiones insulares o de instituciones como Universidades, se basan en el aprovechamiento de una energía local estratégica o en un exhaustivo mix de energías “locales”, como en las islas de Martha’s Vineyard, Samso en Dinamarca o el proyecto para El Hierro. La gran aportación de estos proyectos, no obstante, es la creación de una auténtica conciencia ecológica forzada por el necesario ajuste de los consumos a la existencia limitada de recursos energéticos.
Conjuntamente con ello, es de esperar que deriven en la creación de estructuras energéticas, como antaño, más armónicas con su medio de implantación.

http://vimeo.com/7927648

lunes, 10 de septiembre de 2012

A limpiar el mundo


A limpiar el mundo

Cantidades ingentes de basura por habitante, cantidades ingentes de habitantes y una sociedad que premia la cultura del usar y tirar.
España produce anualmente unos 24.000.000 de toneladas de residuos urbanos. Considerando que España tiene una población de unos 45 millones, se puede estimar que se producen 0,53 toneladas de residuos urbanos por habitante al año; es decir 530 kg. La esperanza media de vida ronda los 80 años, así que una persona produce a lo largo de su vida ¡42.400 kg de residuos! Y esto contando sólo los residuos generados en los hogares, sin tener en cuenta los producidos por las actividades económicas.
No hay que ser un especialista para que a uno le salten las alarmas al ver estos datos. Ante este panorama, ¿no habría que tomar medidas para reducir este despilfarro de recursos, de energía empleada para el tratamiento de residuos, de espacios contaminados, de aguas contaminadas…?
¿Cómo empezar? ¿Dónde poner el esfuerzo? Analizando las estadísticas de otros países europeos, queda claro que aplicar medidas disuasorias no es suficiente, ya que, en países que tienen un sistema de recogida y gestión de la basura diferente al español, la producción de residuos urbanos por habitante al año es muy parecida a la española. En Holanda y en Suiza por ejemplo, el hecho de que sólo se recoja la basura una vez a la semana y sólo en las bolsas reglamentarias, que cuestan más de 0,80 euros (frente a los 0,13 euros que cuestan en España), no parece ser suficientemente disuasorio para reducir la producción de basura, ya que la producción por habitante no desciende de las 0,5 toneladas al año en el caso de Holanda y en el de Suiza llega incluso a las 0,7.
La medida más eficaz sería el cambio de mentalidad de los habitantes, el abandono de la cultura del derroche, el impulso del reciclaje y de la reutilización de las cosas. ¿Por qué tiene que terminar la vida de un tarro, de una botella, de una caja… cuando se agota su contenido? ¿no podría limpiarse y rellenarse? La cultura del derroche está tan instaurada en nuestra sociedad que incluso las Sociedades Geográficas, que tanto bien hacen con sus llamadas de atención sobre los problemas medioambientales y territoriales, envían sus publicaciones mensuales doblemente plastificadas. En los supermercados empiezan a cobrarse las bolsas (medida muy apropiada para favorecer su reutilización), pero los productos cada vez llevan más embalajes de plástico y los que se vendían en packs se venden ahora en unidades. Podría seguir con una lista de ejemplos interminable. ¿Pero es que a nadie se le ocurre regular esto? 
La producción de basura se ve como un derecho universal. Bolsas y bolsas dejadas en los descansillos esperando que las recoja el camión de la basura. Y si no pasase ¿no nos irritaría tener que estar viendo los residuos que hemos producido? ¡Buaj! ¡Basura! No importa que instantes antes haya estado en nuestras manos, en cuanto cae en la bolsa ya no es cosa nuestra, ¡que se deshagan otros de ella y que la depositen en un lugar donde no podamos verla ni olerla! Así nos creemos que desaparece. Lo cierto es que esa materia que nosotros hemos desechado perdura y se acumula, bien en depósitos que serán enterrados, bien en el mar, pero perdura, en muchos casos incluso más allá que uno mismo.

Fuentes:
Instituto Nacional de Estadística: www.ine.es
Estadísticas europeas, Eurostat:
Estadísticas de Suiza:
http://www.bfs.admin.ch/bfs/portal/de/index/themen/02/06/ind13.indicator.130307.1377.html?open=1301,1302&close=1301


Escrito por Lic. María García

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Propuesta para una nueva base industrial española


Sin duda, los océanos están llamados a tener un mayor protagonismo del que hoy tienen, como supermercado de los habitantes de este planeta. La situación insostenible por mucho más tiempo de las, cada vez más abundantes hambrunas que asolan al tercer y cuarto mundo, y las perspectivas geopolíticas, nos anuncian que los océanos se han de convertir en la mayor reserva nutricional del planeta. Si bien es cierto que las producciones alimentarias terrestres todavía pueden ser más eficientes y más justas en su distribución, no es menos cierto que cada vez se ven más amenazadas a medio largo plazo, entre otros factores, por la progresiva desertización debida al cambio climático.

Desde hace décadas la producción de la agricultura y la agroindustria española está en recesión y todo el  entramado industrial, denominado "primario" se ve acosado por problemas de toda índole y naturaleza. Unos, derivados del agotamiento de un modelo ancestral que provocó el éxodo demográfico del campo hacia otras actividades -terciarias sobre todo, dentro y fuera de España- y, otros, debidos a la insuficiente competitividad de la mayoría de los subsectores, salvo las excepciones tradicionales que todos conocemos. En términos de contabilidad pura y dura, lo primario es hoy por hoy más un problema para la economía española, que una solución de futuro, ya que adolece de mayores costes sociales que beneficios económicos.

El estado mundial de la Pesca y la Acuicultura 2012. FAO

Pero, lo primario no se acaba en tierra. España ha sido de siempre un país marítimo, no sólo por pura geografía, sino también por la historia, obligado a buscar salidas vitales allende los mares. Sin embargo, aunque la pesca y su industria han sido referentes económicos en su historia económica, y aún lo son, ha dejado de ser una potencia pesquera como lo fue en las décadas de los años 60, 70 y 80 del siglo pasado. Con este declive y otros factores industriales de escasa productividad en relación con otros paises asiáticos emergentes, la industria de construcción naval no tuvo más remedio que reducir su capacidad hasta los 2/3 de la instalada en los años 70 y 80.

 No obstante, podemos decir, exagerando sólo lo necesario, que la pesca es hoy a la industria del mar, lo que la revolución industrial manchesteriana a la industria aeroespacial. El 90% de los recursos alimentarios y de otro tipo que alberga el mar están por explotar. Existen otros caladeros por descubrir que requieren de investigación, tecnología y dinero para su puesta en valor. El mar es un sector de futuro.

A pesar de la sobre-explotación que ejercemos sobre los caladeros tradicionales, el mar ofrece recursos poco, o nada, explotados. La acuicultura ha desarrollado solamente un 25% de su capacidad y otras actividades de la agricultura marina, como puede ser la explotación de algas y otros microorganismos, está en pañales. Por otro lado, son pocos todavía los paises que están en vías de desarrollar una industria del mar a la escala a la que nos estamos refiriendo. El mercado de los productos del mar es ilimitado en el campo alimentario y, en otros, como la industria farmacológica ofrece cotas espectaculares de crecimiento potencial.

El estado mundial de la Pesca y la Acuicultura 2012. FAO

A su vez, desde el punto de vista del efecto "arrastre" que la industria del mar a gran escala ejerce sobre otras actividades es muy elevado, según revelan estudios rigurosos. Tiene externalidades directas sobre un amplio abanico de sectores económicos como son: el primero, la investigación en muchisimos campos, la industria alimentaria, sanitaria, farmacéutica, etc. Asi mismo, son sectores muy afines y necesarios para desarrollar una industria del mar potente, el sector de la construcción naval para poder disponer de flotas de buques de tecnologías avanzadas, otro tanto cabe decir del sector de construcción aeronáutica y de aviónica, para disponer de aeronaves de transporte capaces de mantener una cadena de comercialización y distribución planetaria en tiempos récord. Respecto del mercado interior, una industria potente del mar requiere de una red ferroviaria de mercancias moderna y eficiente. Y así se pueden ir desgranando otros sectores y actividades, pero quizá el más importante y el menos tangible es que se trata de un sector donde mucho está por hacer, un sector basado en la innovación y la investigación. Es, en definitiva, un sector de futuro y con futuro.

Aunque estemos en crisis y, precisamente porque estamos en crisis, debemos aprovechar esta ocasión para apostar por este sector, repetimos, de futuro y con futuro, que nuestro país empezó a desarrollar con experiencias singulares, pero que ahora habría que configurar como una de las industrias básicas españolas.

Por
JEV

Economista y consultor, especialista en Transporte, y miembro del Foro del Transporte y el Ferrocarril (FTF)

 

sábado, 18 de agosto de 2012

Ante los dramáticos incendios del verano de 2012





MEA CULPA


Mea culpa, mea culpa y mi grandísima culpa. Si, si, y la de muchos, Qué he hecho yo por el monte?. Pues nada, ni yo ni casi nadie. Unos pocos han hecho mucho y hasta con su vida. Pero eso no es suficiente. ¿Quién gestiona el monte, ahora que en plena crisis nos podía dar tanto?.

Presumía yo en mi juventud de que más de la mitad del territorio español era forestal y, eso unido a mi complicidad innata con el bosque, me puse a estudiar esa ingeniería ¿Cómo no iba a encontrar trabajo? Pero llegué tarde, se puso de moda el medio ambiente, las grandes infraestructuras y todos a lo mismo ¿a donde se fue la sabiduría de los forestales, dónde las competencias de los Distrititos provinciales, de los Patrimonios forestales, del Icona…Dónde están los técnicos forestales, dónde la Administración forestal? Parece que la veo perdida entre alimentos, agua, costas y el consabido “medioambiente”. Casi se la ha tragado la tierra o se ha ahogado en otras llamas.

Arde el bosque, sobre todo, porque no sabemos qué es el bosque. Un poquito de altas temperaturas, viento, mala suerte…y mucha ignorancia. Por eso muchos vemos la tele y decimos: otro incendio! Ay, que susto!.

 “Care silva", queridos bosques, así comienza Häendel un aria de su preciosa ópera Atalanta; también muchos cuentos tradicionales empezaban "Érase una vez un bosque encantado..." y eso nos enganchaba a su lectura, y nos hacía sus cómplices. En la pasada sociedad rural al monte le debían, entre otras muchas cosas, el calor del invierno, el frescor del verano y el placer de los sentidos. Además de alimentos y salud. La gente quería al bosque y el bosque no ardía tanto. 

Ahora cada día hay un incendio, hoy decenas. Hacemos que nos irritamos pero, fuera de la truculencia de la noticia, no nos importa más. Se ha repetido hasta la saciedad los millones de hectáreas incendiadas, las pérdidas económicas, las ecológicas, el número de muertos, y como si nada. Solamente nos quejamos, sin pensar que el 95% de los incendios son, directa o indirectamente, provocados por el hombre. Se han buscado causas, soluciones, culpables, pero nos tranquilizamos haciendo campañas y echándonos la culpa unos "colectivos" a otros, o "buscando" al pirómano, que como ya decía Cunqueiro mucho ruido y al final nunca aparece. Exceptuando unos poquitos fuegos,  creo que al monte le quema la ignorancia. El hombre se ha olvidado de su valor.

¿Y si probásemos otra terapia? Por ejemplo, la del conocimiento y del amor. Porque  ¿fomentamos el aprecio del bosque?, ¿enseñamos a nuestros hijos, así en general, a amar el árbol?
El árbol no es querido y en muchos lugares solo se le recuerda por los topónimos. En Castilla, que ya lleva tiempo perdiéndolos, hasta la concentración parcelaria, no siempre beneficiosa, ha acabado con hileras, grupetes e incluso ejemplares aislados que eran un hito en ese hermoso paisaje de escasas y puras líneas. En otros lugares son los encinares que se roturaron para sembrar, los olivos que habrá que levantar porque sobra aceite, y los viñedos sin cuyo cárdeno color nos quedaremos porque sobra vino. 

Y ¿por qué cuento esto? Porque si seguimos desconociendo, despreciando y maltratando nuestros bosques tendremos mucho perdido. Quiero dedicar el espacio que me resta a lo que debemos hacer los que no podemos hacer nada, o sea los que nos duchamos con el grifo cerrado, o nos crispamos por cada olor a chamusquina. Podemos hacer algo, fácil y baratito: podemos contar, sensibilizar a otros, dar a conocer cada uno lo que sepa, porque al fin y al cabo, casi siempre, la estupidez y la barbarie tienen su base en la incultura y en la falta de formación, por no citar el egoísmo; "pensar globalmente, actuar individualmente", es un principio de difícil aplicación. Por eso, y aunque parezca obvio, quiero llamar la atención sobre los valores del monte: valor productor, protector y social. 

Aunque sobre todo el bosque es vida, millones de vidas, armonía y belleza, no estaría mal recordar que son muchas las rentas directas que producen los montes: madera (si son arbolados), leñas, resinas, ganadería, caza, plantas aromáticas, medicinales, culinarias, pero también proporcionan bienes intangibles corno son el confort climático, recreo, bienestar, limpieza de contaminaciones, reserva genética y paisaje, ese incomparable paisaje que se percibe con todos los sentidos. No todas se dan siempre, pero sí una que estimo corno la más importante: la producción de agua, hacia la atmósfera y hacia los acuíferos, papel que hay que reconocer a los propietarios.

Como estamos en España, territorio que hemos ido desertizando, la función protectora del monte supera, en general, a la social, incluso a la de producción, ya que cumple un papel singular en la lucha contra la erosión y el control de riesgos. La masa vegetal es capaz de mantener por adherencia gran cantidad de agua y, si no existe, el agua se desliza rápida, arrastrando materiales y puede anegar valles, destrozar cultivos, provocar daños a la comunidad piscícola, a las vías de comunicación, al hombre, y terminar en el mar o, lo que es peor, aterrando los embalses, que sí es verdad que hay alguno al 10% de su capacidad, también lo es que otros, en poco tiempo, ni siquiera tendrán esa cabida útil. 

Para respetar y mantener este espacio conviene empezar desde pequeños y para eso deberíamos contar a los niños, como antes, cuentos que se desarrollen en bosques de hadas, en ríos cantarines, y alguno menos en naves espaciales o en territorios calcinados por la guerra, con entes todopoderosos que destruyen con solo extender el brazo. Hacerles oír además de "hoy no me puedo levantar, el fin de semana lo pasé fatal", o el "zon zon" del "bacalao", alguna musiquilla que estimule su sensibilidad hacia la Naturaleza. Enseñarles el placer de dibujar un frondoso castaño, un potente roble o un campo de amapolas, además de los consabidos robots, guerreros, etc. Y llevarles a pasear, además de la vista por el ordenador, por el campo, por el paisaje. 

Después, de mayorcitos, les haremos ver que si van de excursión, es más satisfactorio llevarse un bocadillo de queso y unas almendras, que una parrillada de chuletas; y menos agresivo y más placentero escuchar, desde el silencio, el cantar del viento o de una cascada, que el bramido de una moto, ladera arriba. ¿Se da cuenta el lector de la cantidad de paisaje desaparecido o transformado o degradado en los últimos tiempos?

Y es que el paisaje parece como ese aire que nos rodea, que no nos va a faltar pero, el de calidad, sí.
Ahora es otra cosa, ahora se nos queman todos los bosques. Los quemamos, y los ribazos, los sotos y lo que caiga.
No entraré aquí en la pérdida de vidas, que en realidad es lo único importante, en los daños económicos, ni siquiera en los ecológicos ya muy comentados. Quiera resaltar una pérdida que a muchos pasará desapercibida: la destrucción del paisaje. 

El paisaje que además de constituir el trasfondo, el escenario de nuestra vida, es goce estético. Un placer visual y del olfato y del oído, todos los sentidos perciben el paisaje, que quizá echemos en falta cuando decidamos levantar la vista de las “pantallas”. Claro que para el goce del paisaje no son suficientes los ojos que ven e incluso miran, hace falta la conciencia para contemplar, y eso es casi cultura.
¿Ha visto el lector un paisaje quemado? ¿Se ha parado a contemplarlo? No verá, ni oirá, ni olerá, ni pisará y si lo hace más le valiera no hacerlo
Si ciertas alteraciones, cambios o deterioros del paisaje pueden detraer su calidad, el incendio lo destruye de una forma irreversible, puede decirse que cambia su signo y cuanto más valioso era más desolador es el resultado. Y no sólo se pierde la estética de todos los valores que resume, se destruye su valor testimonial, pues cada rincón del paisaje es un archivo de la historia y evolución del medio.

 Es verdad que en otros tiempos también se han arrasado campos, se han cortado bosques para carbón, para la industria, para cultivar algo, cuando el hambre, pero era todo paulatino, lento, quito este pongo lo otro. El hombre se incorporaba a la evolución, no era su enemigo. También es verdad que hay mucho paisaje, todo es paisaje, pero algunos son singulares, irrepetibles y el de todos los días, ese que nos rodea y en el que nos reconocemos o encontramos nuestra infancia tiene cada vez menos calidad; el otro, el recóndito nos cae un poco lejos y ha de quedarse para las ocasiones, aunque también llegaremos a él, todo es cuestión de tiempo, porque ya sabemos del poco aprecio por lo que no cuesta.

Yo me decía hace tiempo: bueno, no dramaticemos sobre el lobo-mercado feroz, porque el paisaje aún puede ser nuestro recurso más abundante, el menos explotado; y la gente, tanto la de dentro como la de fuera, ya demanda calidad en su entorno y además en su ocio. El paisaje puede ser una potencial mercancía a vender con bajo coste para nosotros (consumir paisaje no supone deterioro ni destrucción de nada, es como oír la radio) y puede ayudar a estructurar un turismo rural que es la única perspectiva de muchas de nuestras comarcas.

El Convenio Europeo del Paisaje, que entró en vigor el 1 de marzo de 2004, ya aboga por la protección, gestión y ordenación de los paisajes europeos, pero va muy lenta su aplicación.
Porque, además, el paisaje es un recurso socioeconómico ligado a su calidad y singularidad, y el agricultor, al margen de las decisiones de los ministros europeos del ramo debe diversificar sus rentas. Algunos hombres del campo ya han comprendido que su futuro depende, en parte, de Ia conservación y manejo de su paisaje, bien tan útil y escaso (en calidad) como el agua clara, el aire limpio, las playas acogedoras, etc. A otros muchos, a los que viven de todo eso que la Comunidad no quiere, habrá que decírselo. 

Generalmente, podría decir siempre, calidad de paisaje indica calidad ambiental y ésta se revela como un importante recurso monetario del futuro, dinamizador de ciertas economías. Ubicación de viviendas, empresas o industrias punteras no buscan únicamente lugares accesibles, ni proximidad a materias primas, ni siquiera bajos costes si no, y sobre todo, calidad del medio ambiente, calidad del paisaje.

El aprecio por el paisaje puede ser síntoma de madurez, de que vamos adelantando en entender lo que es calidad de vida, y a ello nos ayudaría mucho la consideración de que para disfrutar del paisaje no hace falta ser dueño de la "parcela". Ya lo dijo el poeta: "Cleón" posee ciertamente fanegas, pero el paisaje es mío". Y la emoción también, no es cosa de despilfarrarlos.

Y, finalmente, habrá que convencer a los propietarios y conseguir de la administración que, en lugar de una ínfima parte de las rentas directas, les van a llegar otras por el mero hecho de mantener el bosque. Si se amenaza con "el que contamina paga" ¿por qué no se promete "el que conserva cobra" y, por tanto, una rentabilidad inducida por la simple existencia del monte?  Ello no significa "no hacer nada", sino una exigencia de buen manejo. Esto, en vez de inquietar a los gobiernos, puede ser una oportunidad, un grano más para el bolsillo de los que deben quedar en el agro para que pueda haber ese imprescindible equilibrio territorial, del que tanto se habla: El hombre rural guardián de la naturaleza.
Si se quiere algo menos altruista ¿por qué no menos aerogeneradores, que también agreden el bosque, y más biomasa, que lo limpia? Y pesar de tanto ambiente nos olvidamos que el monte es un perfecto organismo-empresa sostenible “de la cuna a la tumba”, que se dice, y lo aprovechamos poco o nada. Si tuviésemos la voluntad y valentía de progresar en eso que se llama la “energía de la biomasa” y que está dormidita en sus inicios, cuánto ganaríamos, nosotros y el monte.

Quizá así evitemos que mucha gente vea el bosque como algo hostil, de lo que hay que huir, o algo inútil que hay que quemar.
Y ya es hora de que lo sepamos: el bosque no existe porque sí, es preciso un decidido propósito de conservarlo, incluso por parte de "los que no podemos hacer nada", porque sea de quien sea la culpa, a todos nos debería avergonzar lo que está pasando.
Sería triste que a los pobladores de este principio de siglo, con tantas hazañas a nuestras espaldas, nos tuviesen que recordar como “los quemadores del bosque
PD:¿ y si encargásemos de su cuidado y custodia a los que saben del monte?

Teresa Villarino Valdivielso
Dr. Ingeniero de Montes
Miembro de Comité de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible
Instituto de Ingeniería de España 


miércoles, 1 de agosto de 2012

Cuando Éramos Agradecidos con la Madre Tierra


En este primero de agosto muchos pueblos agricultores de la región andina (quechuas, aimaras y otros grupos étnicos) brindarán a la Madre Tierra, la Pachamama, numerosas ofrendas con el fin de retornar, de forma ritual, parte de lo que la tierra les ha concedido a lo largo del año. Es en agosto, mientras la tierra descansa y, antes de que despierte hambrienta, cuando los campesinos de los Andes le ofrecen comida, bebida y animales a una madre fecunda y prospera que, año tras año, provee de alimentos a sus hijos. Y es que, ya lo dice el refranero español  “de bien nacido es ser agradecido”. Aquí, en España también lo éramos, agradecidos me refiero, pero eso fue en otro tiempo. Un tiempo en el que se daba descanso a la tierra después de años de cultivo, se la nutría con los mejores abonos orgánicos, se hacían grandes fiestas honrando a las cosechas o se bautizaban a las patronas de los pueblos con nombres tan evocadores como: Virgen del Campo, Virgen de la Vega, Virgen de la Espiga, Nuestra Señora del Olivo o Nuestra Señora de la Encina. Humildes y agradecidos, los españoles de antaño conservábamos, reciclábamos y reutilizábamos no sólo por necesidad, que también, sino  en aras del  buen hacer y haciendo caso a la vieja sabiduría popular. Pero… qué demonios!! Ahora estamos en la España del Siglo XXI, disfrutando de nuestros aeropuertos sin aviones, nuestros AVE sin pasajeros, nuestras autopistas a ninguna parte, nuestros tres millones y medio de viviendas vacías, nuestros megalómanos centros culturales y de ocio... Estamos construyendo un gran país, moderno y desarrollado, a la cabeza de Europa en número de parados, tasa de pobreza, toneladas de alimentos desperdiciados, obesidad infantil, dependencia energética, emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), fracaso escolar… También somos de los primeros en Europa en tecnología: uso de redes sociales y conexiones de internet a través del móvil. Ah! y todo ello por mérito propio eh?

Por:
Susana Troitiño. Bióloga Ambiental Especialista en Ordenación del Territorio.

sábado, 28 de julio de 2012

Trasplantando árboles


 

Rápido e ingenioso procedimiento de trasplante de árboles, reduciendo al mínimo el estrés sufrido por el árbol, como consecuencia de  la manipulación del mismo

martes, 17 de julio de 2012

Autopistas Urbanas de Madrid

 Algunas de las principales “autopistas urbanas” de la ciudad de Madrid

Madrid está clavada, rodeada y constreñida por autovías. Esas autovías -no distingamos ahora si son autopistas o autovías- se meten, o mejor dicho, irrumpen en el tejido urbano de forma súbita. Tanto las radiales como la circundante M-30, que, no sin razón, fue elevada a la categoría de C-30, llamando calle a lo que evidentemente ya había quedado incorporada al meollo de la ciudad, interaccionan con la funcionalidad urbana, creando una serie de importantes problemas.

Por estas vías entran y salen todos los días en el sentido centro-periferia-centro más de dos millones de personas. Y da lo mismo que se incremente el número de vías penetrantes/salientes, como el número de anillos de distribución, que los atascos diarios en laborable y en periodos punta se siguen produciendo.

Existe un efecto llamada que consiste en que cuanta más oferta de vialidad rodada se ponga en el mercado urbano, más demanda de tráfico rodado se produce, robada, sobre todo, al transporte colectivo. De nada han servido las de peaje, de las que los usuarios, logicamente, huyen como alma que lleva el diablo.

Para ser gráficos, la ciudad en esos intervalos de tiempo no es capaz de “tragar” el caudal de vehículos que pretenden entrar/salir y se producen “los atascos”. La ciudad colapsa en buena parte de su extensión, con las consiguientes deseconomías y pérdidas de valor social. ¿Y por qué la ciudad no traga? Pues, entre otras cosas, porque la ciudad de Madrid carece de vías capaces de absorber unos elevados volumenes de vehículos por metro cuadrado de vía.

No son vías de gran capacidad, pero tampoco son vías de conectividad propiamente urbana. Son un híbrido entre una y otras. Arterias tales como la Castellana, calle Serrano (N-S), María de Molina, José Abascal (E-O), O’Donnell, Francisco Silvela y alguna más son vías congestionadas y, cuando no lo están, son utilizadas como autovías, cuando en realidad son vías urbanas.

Esto hace que una inmensa mayoría de conductores se crean, sobre todo en estas arterias transversales, que están en una autovía, o sin creerlo, las usan como tales a una velocidad superior a los 50 kilómetros/hora que es la velocidad máxima que autoriza el CC, con graves consecuencias en la accidentalidad mortal. ¿Cabe alguna solución para que dicha limitación se respete? Difícil solución, ya que las medidas sancionadoras dan de sí lo que dan, en éste como en otros casos y la educación vial -inexistente- tarda años en dar resultados tangibles.

Una solución hubiese sido ( en vez de, o además de, pero la cosa no está para ello) haber creado en su momento penetraciones soterradas con un distribuidor que conectase en breve espacio y tiempo la verticalidad y la transversalidad de la ciudad y ambas entre sí. Los anillos de distribución externos a la propia ciudad son disuasorios para viajes urbanos y periurbanos. Sirven, sobre todo, para que los viajes foráneos no tengan que atravesar la ciudad.

Las limitaciones o los malos diseños urbanísticos e infraestructurales, difícilmente se resuelven con soluciones que no sean infraestructurales. Mientras, para amortiguar esta situación no cabe otra cosa que seguir con medidas sancionadoras y limitantes a los excesos de velocidad, pero nunca se sabe si es mejor el remedio que la enfermedad, ya que potenciar éstos, es favorecer los atascos.

El consistorio debe enfrentarse al problema y buscar soluciones más imaginativas que las que ha tomado hasta ahora, que ha sido ninguna. Quizá una flexibilización del código, con discriminación horaria, de la velocidad, pueda conjugar los intereses de los viandantes con los “viacirculantes” urbanos, permitiendo superar los 50 kilómetros por hora en determinadas horas y rebajándola en otras, incluso, de forma móvil, adaptándola a los flujos de cada situación. Casi siempre, las mejores soluciones son dinámicas. Nada es estático por siempre. 

 Por
JEV: es economista y consultor, especialista en Transporte, y miembro del Foro del Transporte y el Ferrocarril (FTF).


Salvar castaños centenarios de las vías del AVE en Laza (Orense)

Fuente: ABC

SGHN pide parar los trabajos del AVE en Laza, ante el riesgo para castaños


16-07-2012 / 20:02 h EFE
La Sociedad Galega de Historia Natural, con delegación en Ourense, ha solicitado la "paralización cautelar inmediata" de los trabajos del AVE en el municipio orensano de Laza, en pleno Macizo Central orensano, ante el riesgo que entraña para una zona de más de "dos mil castaños" en el lugar de Cerdedelo, que no está incluida en la declaración de impacto ambiental, según informa en su página web.
............................
(Ver artº completo)

miércoles, 11 de julio de 2012

El Convenio Europeo del Paisaje "empieza a dejar de ser una formulación teórica para plasmarse en normativas"


El Convenio Europeo del Paisaje "empieza a dejar de ser una formulación teórica para plasmarse en normativas"

Jueves 12 de julio 2012


Domingo Gómez Orea, Premio Augusto González de Linares en Medio Ambiente en 2009, ha participado en Suances en un Curso de Verano de la UC

   SANTANDER, 6 Jul. (EUROPA PRESS) -

   El catedrático de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Universidad Politécnica de Madrid Domingo Gómez Orea, ha dicho en Suances que el Convenio Europeo del Paisaje "empieza a dejar de ser una formulación teórica para plasmarse en normativas a través de planes de ordenación del territorio y a través de políticas sectoriales como en agricultura, infraestructuras o energía".

   Gómez Orea ha participado en los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria que tienen lugar en El Torco de Suances, en esta edición para abordar la importancia del paisaje y la aplicación en España del Convenio Europeo del Paisaje.

   Según el Convenio Europeo del Paisaje, este es "cualquier parte del territorio tal y como la percibe la población". Por ello, este ingeniero agrónomo ha afirmado que "la población, propietaria de los recursos, tiene la última palabra, no los gobernantes ni los técnicos".

   La sensibilización y la formación son importantes para Domingo Gómez Orea, pero confiesa que son métodos a medio plazo, y que "hay asuntos que no pueden esperar al medio plazo", ha explicado defendiendo la protesta ciudadana como vía de lucha contra posibles vulneraciones del paisaje.

   El Convenio Europeo del Paisaje, según Gómez Orea, ha supuesto una concienciación de la población y de las autoridades. A partir del convenio se están elaborando en algunas comunidades autónomas leyes específicas para gestionar el paisaje, como las pioneras de Valencia, Cataluña, Galicia y País Vasco. En Cantabria, ha recordado el ponente, se está desarrollando actualmente un proyecto de ley sobre el paisaje.

   Gómez Orea, que obtuvo en 2009 el Premio Augusto González de Linares en Medio Ambiente, cree firmemente que la crisis es una buena oportunidad para cambiar el modelo de vida, para adherirse al movimiento minimalista que profesa el ambientalismo y la cultura del no consumismo.

   "Consumamos menos, gastemos menos, no pretendamos ganar más sino vivir con menos y ser felices con eso", ha defendido el ponente, que ha defendido la importancia de abandonar la cultura de la competitividad contra los demás y contra la propia naturaleza, para "ser colaborativos y repartir recursos y trabajo".

   Utilizando una metáfora, Domingo ha comparado la crisis con una crisálida: "Ambas son aquello en lo que se convierte esa oruga gorda que come y come, hasta que se forma el capullo, y un buen día sale una mariposa con alas hermosas". "Nosotros estamos en fase de la crisálida y esperemos pronto convertirnos en mariposa", ha deseado y aventurado a la vez.

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viernes, 6 de julio de 2012

«Cantabria debería legislar sobre paisaje antes de pensar en molinos»


Teresa Villarino alerta sobre los daños que puede sufrir el medio si no se tiene en cuenta «un orden correcto de prioridades» 
06.07.12 - 00:14 - JOSÉ CARLOS ROJO | SANTANDER. Para el Diariomontanes.com
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A veces, la burocracia parece cebarse especialmente con ciertos asuntos. «Es muy decepcionante la lentitud con la que se está adoptando el Convenio Europeo de Paisaje en España (conocido también como Convenio de Florencia). Se firmó en 2004, y hay algunas regiones que aún no lo han aprobado, que incluso piensan demorarlo hasta 2014». La razón de la indignación de la ingeniera de Montes y especialista en medio ambiente y ordenación del territorio Teresa Villarino tiene razón de ser en «el desdén con el que nuestros políticos han tratado durante todos estos años al paisaje».
El paisaje cántabro ha sido fuente de disputas repetidas veces
sobre los diveros planes de explotación eólica. :: ROBERTO RUIZ
La ponente no tuvo remilgos en su denuncia pronunciada ayer en el foro sobre paisaje que celebró en la sede de los Cursos de Verano de la Universidad de Cantabria en Suances. «Los políticos son reticentes, les cuesta sentarse a pensar y elaborar una ley de paisaje. Un ejemplo claro es Cantabria, que debería legislar sobre esto antes de pensar en planes eólicos y molinos», aseveró.
Aunque no hay que irse tan lejos para valorar esta problemática a escala regional. «Desgraciadamente en esta costa he visto muchas monstruosidades. El primer ejemplo podría ser esta villa, sede de este curso. ¿Cómo es posible que se haya consentido construir sobre la duna? Los paisajes tienen que preservarse, porque además son un foco de riqueza», razonó.
Riqueza de España
Especialmente en España, enclave privilegiado con diversidad de climas, entornos y naturalezas. Fuente de ingresos a través del atractivo turístico que convierte a ese sector en uno de los más fuertes del panorama nacional, y que ahora, cuando la crisis aprieta el cinturón, parece quedar en último término. El mayor paradigma es Valdevaqueros, y el feroz proyecto de construcción junto a la playa que permanece en un 'impasse'. «No creo que la crisis vaya a empeorar la situación de los paisajes. Sí es cierto que con los recortes habrá menos financiación para dedicar a la recuperación de algunos entornos; pero afortunadamente tampoco llega dinero al promotor para llevar a cabo esas salvajadas que se proyectan», celebró la ponente, que llamó al ánimo colectivo para «estar ahí, protestar, asociarnos, reunirnos y opinar sobre el paisaje». Quizá eso sea lo más importante, pero para hacerlo con buen juicio hay que conocer.
«Y en ese sentido es donde debemos mejorar. Hay que educar sobre paisaje, para que todo el mundo pueda juzgar y lo haga con conocimiento de causa; para que sepamos valorar lo que tenemos y aprendamos a conservarlo», explicó Villarino en el monográfico que se ha celebrado durante toda la semana en la sala El Torco, de Suances.


Entrevista extraída de sitio web diariomontanes.es
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jueves, 28 de junio de 2012

El necesario cambio de modelo territorial de Madrid (y2)



 Esquema funcional de "Madrid Región"


Exponíamos en el post anterior la necesidad de cambiar el modelo territorial de Madrid y comentábamos tres aspectos de éste: que los déficits de infraestructuras transversales inducen al mayor uso del transporte privado en la región; la necesidad de poner límites al crecimiento metropolitano tal y como se ha venido produciendo en los últimos treinta años y, cambiar de paradigma y sustituir el papel del transporte como vertebrador territorial y social, por las nuevas tecnologías de la información y comunicación (TICs), en un sistema basado en economías de difusión. Decíamos así mismo que el nuevo paradigma habrá de descansar en relaciones de integración y especialización con las ciudades de tamaño medio-medio pequeño que la circundan. Hoy, vamos a profundizar un poco más en esto último.

Las TICs, sustitutivas a medio-largo plazo de una gran parte de la movilidad obligada de transporte
En los próximos años, no muchos, la demanda de transporte va a ser cada vez más decreciente y será sustituida, paulatinamente, por las funciones que ya desarrollan las tecnologías de las comunicaciones y que cada vez adquirirán un papel más preponderante. Cada vez más, existen tecnologías, de gran difusión y reducido o nulo coste para los usuarios como son la multiconferencia, teleconferencia y videoconferencia, además la que cada vez está teniendo más extensión en las empresas, la telepresencia, que sustituyen, con unos costes de implantación muy asumibles y reducidos costes de mantenimiento, la presencia física de los interlocutores y el correspondiente ahorro de los gastos asociados de desplazamiento y transporte, alojamiento, restauración, etc. En una hipotética cuenta sostenible de pérdidas y ganancias de esta sustitución de parte de la actividad de transporte por las TICs, no conviene olvidar anotar los costes de oportunidad, consecuencia de los ahorros de contaminación por CO2 y otras emisiones de elementos contaminantes, accidentalidad, impactos que ya no se producen al no construirse nuevas infraestructuras rodadas y/o ferroviarias, etc.

Las redes de transporte, ejes del desarrollo urbano actual, en declive
Por tanto, las redes de transporte que han sido un elemento fundamental en la ordenación del territorio como estructurantes del mismo y atractores de la población, van a ver mermado este papel. No hay planeamiento territorial sin el correspondiente plan de transporte, sobre el que descansan buena parte de las líneas maestras asociadas al desarrollo. En sistemas urbanos ya maduros, como es la metrópoli madrileña, no caben ya muchos márgenes para el crecimiento urbano, ni nuevas arterias de transporte, que como se ha visto con la reciente experiencia de las autovías radiales han constituido un rotundo fracaso.

Es más, la morfología urbana de nuestra metrópoli (ciudad central + aglomeraciones metropolitanas) se ha  configurado en torno a los ejes radiales de las antiguas carreteras nacionales y, como sostiene el arquitecto y ecólogo del paisaje Richard Forman, es la forma de desarrollo más perniciosa conocida. Forman considera que las dos mejores son el concéntrico y el que promueve la ampliación no de la gran urbe original sino de las ciudades satélites. Además, tienden a ser urbes más compactas y, por tanto, con sistemas de transporte público más eficiente, en cuanto a energía y tiempo invertidos en los desplazamientos "Forman pone como ejemplo de ciudades compactas a Medellín y Berlín. Los modelos menos recomendables son los de crecimiento en torno a una vía de transporte ya existente; y en brotes dispersos. Este último se da sobre todo en regiones desarrolladas, donde las familias pueden permitirse una casa unifamiliar grande y desplazamiento en coche y es, según Forman, “terrible." (Richard Forman apuesta por las ciudades compactas y sin carreteras, MARCOS TARRAGA 2012).

Economías de difusión: especialización e integración
Las ciudades medias, cada vez más, necesitan ser ciudades especializadas. No sólo las ciudades, lo rural, también. El modo de producir del campo ya no es familiar y por tanto diverso (un poco de todo) sino empresarial y especializado. Pues, lo mismo le ocurre a las ciudades que necesitan de especialización para competir en los mercados económicos. Lo que antaño era la especialización por barrios (cordeleros, vinateros, curtidores, etc), típica de la urbe medieval, hogaño, esa especialización es necesaria a escala urbana, a escala de ciudad. El léxico ya lo ha internalizado y así hablamos de "ciudad de las artes", "ciudad del deporte" y tantas más.

La región central, entendida como Madrid y las capitales que la envuelven, presentan una buena disposición para conformar un sistema basado en las economías de difusión. ¿A qué llamamos economía de difusión?, ¿en qué consiste?  Pues, es lo que comunmente se viene conociendo como economía del conocimiento, economía de la innovación, investigación, e_comercio, sociedad digital, sociedad 2.0, etc, formando clusters de conocimiento y la difusión del mismo. Así estas ciudades, cuya actividad económica preponderante descansa en los servicios, como proveedora de los mismos a sus hinterlands circundantes, al tiempo que centros de burocracia institucional, pasarían a convertirse, además, en prestadoras especializadas de economías de difusión. La experiencia reciente del sistema autonómico es negativa en el sentido que comentamos. La dispersión de los centros universitarios y de los escasos institutos públicos de investigación –todavía más escasos los privados- no han propiciado esos clusters de conocimiento capaces de establecer sistemas trabados con relaciones producto-cliente, con una evidente pérdida de recursos en luchas de taifas autonómicas y en una atomización del mercado.

Se trata pues, de que Madrid metrópoli  lidere con las capitales que la rodean una auténtica región económica de ámbito y alcance europeo y se convierta en un potente centro de servicios avanzados de difusión tecnológica y científica que trascienda las meras divisiones administrativas actuales.

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jueves, 21 de junio de 2012

El necesario cambio del modelo territorial de Madrid


Los déficits de infraestructuras transversales potencian el transporte privado
Viajes mecanizados  día. Público / privado
El uso del vehículo privado ha ido creciendo en la región madrileña hasta representar casi la mitad de los desplazamientos; aún así Madrid es la ciudad europea líder en transporte público. Las relaciones donde es mayoritario el vehículo privado son las relaciones transversales que son, precisamente, las que están ganando cuota frente a las relaciones radiales mayoritarias. Ello augura un mal pronóstico de futuro toda vez que el transporte madrileño adolece de grandes infraestructuras públicas transversales y por tanto el vehículo privado es alternativa mayoritaria de transporte.

No sólo el peso y el panorama de prevalencia del vehículo privado ensombrece el horizonte de sostenibilidad del sector de transporte en la región, sino que el diseño de las nuevas infraestructuras lo favorece. Cada vez más las autoridades de transporte, tanto regionales como nacionales, se empeñan en incrementar las distancias con el epicentro económico y funcional que es la capital, efectuando prolongaciones a núcleos cada vez más alejados del centro. Crece la distancia de los desplazamientos, crece el tiempo de viaje, crece el coste inútil del valor de ese tiempo, crece el consumo de combustible, crecen las emisiones contaminantes y crece el estrés y la impaciencia de los ciudadanos.

Así pues, si la distancia media de los desplazamientos transversales es cada vez mayor y se incrementan los desplazamientos transversales poco servidos por el transporte público, el modelo resultante es cada vez más insostenible. Bajo estas coordenadas de insostenibilidad, el ámbito metropolitano del transporte tiene su límite. Cada ámbito, local, periurbano, metropolitano o regional tiene su modo de transporte más adecuado, óptimo. Así por ejemplo el metro es el más eficiente en el ámbito de la ciudad, el autobús interurbano en el ámbito periurbano, el ferrocarril de cercanías en el metropolitano y el ferrocarril en el regional. 


Poner límites al crecimiento
Dicho esto, el área metropolitana madrileña no debe crecer más so pena de que crezcan al mismo tiempo las ineficiencias de transporte y se produzcan deseconomías de escala, al tiempo que ineficiencias de otro tipo –urbanísticas, económicas, de equipamientos sociales, etc-. Bajo esta idea, Madrid debe hacer descansar y difundir su crecimiento en el sistema de ciudades que la rodean –Segovia, Avila, Guadalajara, Toledo, Ocaña e, incluso, Ciudad Real-. Difundir su crecimiento y no sólo difundir residencia que favorezca movimientos especulativos del suelo. Fomentar crecimiento endógeno de estas ciudades, autosostenido, donde se den al unísono empleo y residencia para no reproducir el modelo de ciudades dormitorio que es el imperante en el área metropolitana madrileña de hoy día.


MOVILIDAD RADIAL GLOBAL O – D CON LA ALMENDRA
Madrid debe darse un respiro en su crecimiento y apoyarse en las ciudades fronterizas de tamaño medio que la rodean, conformando con ellas una ciudad-región. En igual sentido el transporte debe cambiar de ámbito y debe desarrollarse una red servida por transporte ferroviario de media distancia. Las infraestructuras de transporte madrileñas no han propiciado la sostenibilidad del sistema y las nuevas llevan camino de no hacerlo. Es necesario establecer, en el corto y medio plazo nuevas infraestructuras ferroviarias que doten de circularidad a este esquema regional. En el corto plazo es necesaria una circunvalación ferroviaria de índole metropolitana. En el medio-largo plazo una red circular regional que una perimetralmente el sistema de ciudades. Todo ello, respetando de forma exquisita pero rotunda los ámbitos y cascos históricos y los desarrollos hasta primeros del siglo pasado, de todas estas ciudades

Las TIC, sustitutivas del transporte como principal vertebrador territorial 
En esta concepción de sostenibilidad Madrid tiene que contar, pues, con sus ciudades vecinas, al tiempo que ellas con Madrid para lograr un integración armónica de desarrollo y donde deben ir de la mano las decisiones en materia de urbanismo y usos del suelo, de transporte y de medio ambiente. Desde este último factor, el medio ambiente, Madrid también debe poner límite a su crecimiento metropolitano, dada la explotación, la fragilidad y criticidad de sus principales recursos medioambientales –agua, espacios protegidos, etc-. La capacidad de acogida de nuevas actividades y de nuevas infraestructuras de transporte, etc está al borde de la saturación. Otro día hablaremos de cómo deben ser esas relaciones entre Madrid y el sistema de ciudades circundante, que, adelantándonos, no pueden ser otras que de integración y especialización, basadas en el conocimiento y la sustitución paulatina del transporte de personas por las nuevas tecnologías, como vertebrador social.

J. Enrique Villarino Valdivielso
Consultor
Freelance, economista y miembro del Foro del Transporte y el Ferrocarril


miércoles, 20 de junio de 2012

¿Huertos “urbanos”?


¿Huertos “urbanos”?

A diario, en nuestras contemporáneas sociedades, nos introducimos en unos conductos que nos depositan, más que trasladan, desde un punto a otro de la ciudad. Nos empleamos en trabajos de ocho horas frente a la pantalla de un ordenador cuya finalidad no acertamos muy bien a interpretar, aunque nos dicen que es para el beneficio de alguna importante empresa, posiblemente internacional. Nos relacionamos por medio de mails, mensajes de móvil, llamadas, vemos el mundo a través de la pantalla de una televisión. A fin de mes recogemos, con suerte, una cantidad de un bien, un intangible valor –si creemos lo que dice nuestro banco- que nos permitirá seguir por más tiempo plenamente integrados dentro del sistema, seguir “a flote”. Podremos desplazarnos entre Madrid y Berlín, por ejemplo, sin apenas darnos cuenta de que lo hemos hecho, pero quizá no conocemos un rincón de nuestro barrio que se encuentra apenas a unos pasos de nuestra casa, no sabemos nada de ese tipo que dice que vive dos pisos debajo del nuestro. Reglamentos y convenciones sociales, expresados en crípticos lenguajes administrativos y judiciales, conducen nuestras vidas y comportamientos habituales, aunque a veces nuestro adormecido instinto animal, nuestro propio discernimiento individual, se nos insinúa tímidamente, apunta alguna honda disensión respecto a lo que, se supone, debe acatar. La ciudad en definitiva, el ámbito, el escenario donde desarrollamos nuestra existencia, ha sido diseñado por políticos, planificadores, economistas y empresarios para nuestro perfecto desenvolvimiento y acomodo. Nada tenemos que hacer en ella salvo aceptar las reglas y vivir la vida ideal que alguien previó, aceptar lo que alguien prescribió que debíamos hacer en cada momento diferente, en cada lugar distinto.

Apeados, a caballo del progreso material, de la tradicional e histórica forma de construir el entorno existencial -bajo el imperio de ciertas normas y ordenanzas públicas no limitantes- con  medios propios, e ir haciendo así las ciudades y pueblos, sólo nos queda el reducto de adaptar nuestro propio hogar, a menudo sin embargo con los mismos muebles y complementos estereotipados de una gran marca internacional.


La labor en un huerto para un urbanita moderno revive en éste la vieja, latente, instintiva pulsión de trabajar la tierra, de trabajar con la tierra, con lo que “estaba antes”, de trabajar y emplear el esfuerzo físico en algo cuyo resultado, cuyo producto, podemos ver, entender, palpar... comer. Como algunas viejas técnicas y actividades “no alienantes” que han pervivido con el paso de los siglos –la bicicleta, el dibujo y escritura manual, la autoconstrucción, el paseo “sin objeto”-, se resiste a morir en el imaginario de la población, tanto oriunda de pueblos como nativa de las ciudades, pues se trata de una actividad en sintonía directa con las propias capacidades físicas y psíquicas de quien la lleva a cabo. 
Una zona urbana –¿qué área de nuestros actuales entornos no lo es?- reservada para la instalación de huertos urbanos, podría ser pues, -y en contra de los habituales parques “diseñados”, en que todo está previamente acondicionado y predispuesto por la autoridad municipal o técnica- un ámbito en que, como ocurría en las viejas y hoy añoradas ciudades históricas, se estableciera un equilibrio, un pacto entre unas determinadas ordenanzas y restricciones públicas, que cuidaran que aquello no se convierta en un espacio sin ley ni estética, y la propia forma de hacer de cada cuál que, en su pequeña parcela de terreno, va haciendo por el milagro de la simultánea acción conjunta de otros muchos como él, un entorno vivo, participado, caracterizado, y en contra de lo que ocurre en la mayoría de los recientes ámbitos contemporáneos, con una personalidad e identidad propias.

Escrito por

Arq. Miguel Gómez Villarino

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lunes, 18 de junio de 2012

Proyecto de curso sobre EVALUACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL E IMPRO 4


Proyecto de curso sobre EVALUACIÓN DE IMPACTO AMBIENTAL E IMPRO 4

PRESENTACIÓN
La Evaluación de Impacto Ambiental es un procedimiento administrativo que, apoyándose en un "Estudio de Impacto Ambiental" y un proceso de información pública, desemboca en un pronunciamiento de la administración medioambiental. Este documento se denomina declaración de impacto ambiental y tiene por objeto rechazar, aceptar o modificar el proyecto.
El programa Impro4-EIA se ha diseñado expresamente para realizar el "Estudio de Impacto Ambiental" de un proyecto y sus alternativas de forma sistemática y ordenada y de acuerdo con el contenido que fija la legislación vigente.
El manejo del programa por el usuario sigue un proceso de tipo conversacional, de modo que permite simular distintas hipótesis de trabajo (cambiar criterios, valoraciones, juicios, etc.) obteniendo respuestas rápidas. Este procedimiento es de gran interés, dada la incertidumbre inherente a los estudios de impacto ambiental derivada, tanto de la complejidad y juicios de valor que contienen, como de su carácter predictivo.

Puede descargar el Manual IMPRO4 y los Indicadores de Impacto IMPRO4 en nuestra pagina web, sigua el siguiente link:
http://www.melissaconsultoria.com/impro-4/manuales-y-archivos/


CARÁCTER DEL CURSO
El curso que se presenta, tiene carácter instrumental, lo que significa que el método didáctico que se utiliza y el contenido que se imparte están orientados a la acción; por ello la columna vertebral del curso es la elaboración de un trabajo práctico por los alumnos que simula el ejercicio profesional en materia de consultoría e ingeniería ambiental.
En el esquema del curso, el aprendizaje se consigue a través de la utilización del programa Impro4.
En este esquema el papel del Profesor Tutor es fundamentalmente orientador, siendo el alumno quien debe ir descubriendo los problemas a resolver y las soluciones, mientras el profesor hace de interlocutor cuando sea requerido para ello por el alumno; un elemento clave de este método docente es aprender de los errores que se van cometiendo; por ello el objetivo del ejercicio no es hacer un buen trabajo (como sería en la vida profesional) sino aprender a hacerlo; en consecuencia, el aprendizaje se basa en el esfuerzo y empeño que el alumno ponga en el ejercicio.
En suma, el aprovechamiento que el alumno obtenga del curso, y la calificación correspondiente, dependerá, fundamentalmente, de su implicación en dicho trabajo práctico..DESTINATARIOS
El curso se orienta a cuantos desde el mundo de la ciencia, de la técnica, de la consultoría o de la ingeniería, estén interesado en controlar las repercusiones ambientales de las actividades de desarrollo; en particular se considera de interés para estudiantes de los últimos años de cualquiera de las disciplinas directa o indirectamente implicadas en la gestión ambiental, a los profesores que imparten este tipo de disciplinas, a los profesionales de la consultoría o la ingeniería ambiental, a los funcionarios públicos responsables del medio ambiente o del territorio, alcaldes y, en general, siendo una disciplina de carácter horizontal, a cuantos estén preocupados por el medio ambiente en cuanto motivo de desarrollo y componente de la calidad de vida.
OBJETIVOS
El curso pretende que quien lo haya cursado, sea capaz de realizar el Estudio de Impacto Ambiental de un proyecto.

EJERCICIO PRÁCTICOA lo largo del curso los alumnos elaborarán un Estudio de Impacto Ambiental de un proyecto, de forma tutorada, simulando el ejercicio profesional en la materia.
ESTRUCTURA DIDÁCTICA DEL CURSOEl curso se puede impartir según tres modalidades alternativas:-      Semipresencial: dos días lectivos intensivos (uno al principio y otro al final) y un periodo interlectivo de duración variable durante el cual los alumnos reciben tutoría telemática.-      A distancia, “on line”: mediante una plataforma en Internet que permite una fluida interacción con los alumnos.

TEMARIO DEL CURSO
MODULO I. GENERAL
1.    Evaluación de impacto ambiental de proyectos (EIA): Marco conceptual

MODULO I. IMPRO 4
1.    Un vistazo rápido a las características de Impro4-EIA      
2.    Trabajo con Proyectos        
3.    Análisis de razonabilidad
4.    Metodología
5.    El Proyecto
6.    Identificación de efectos      
7.    Árboles de Acciones del Proyecto y Factores Ambientales          
8.    Construcción del árbol de acciones del proyecto.
9.    Árbol de factores del proyecto. Árbol Genérico de Factores        
10.  Peso de los factores
11.  Identificación de efectos.    
12.  Caracterización de efectos
13.  Introducción a la Valoración y corrección de impactos    
14.  Valoración Cuantitativa        
15.  Indicadores de valoración    
16.  Asignación de magnitudes en la valoración cuantitativa    
17.  Valoración Cualitativa          
18.  Juicio de los Impactos        
19.  Prevención de Impactos.
20.  Programa de Vigilancia Ambiental
21.   Generación del Estudio de Incidencia Ambiental  

MODULO III. ELABORACIÓN DE UN ESTUDIO DE IMPACTO AMBIENTAL DE UN PROYECTO SIGNIFICATIVO

El curso es impartido por el Equipo Melissa Consultoría e Ingeniería Ambiental